Muchas veces son las restricciones que nosotros mismos nos ponemos las que nos hacen no controlar. Pero te voy a decir dos cosas, que luego si no, se me van. Por un lado, eso de "gente normal"... ¿Qué consideramos normal? Nosotras somos las raras, las que nos cuidamos, las que hacemos ejercicio, la que queremos estar sanas... Si te fijas en la gente, buff, o no comen, o no hacen ejercicio, o las dos cosas o se pasan de comer... La gente, al igual que tú y que yo, tiene sus problemas con la comida. Es un tema muy complicado de llevar en ciertas ocasiones, por lo que uno acaba tirando siempre por lo que le gusta. De ahí el problema de la incomprensión cuando alguien hace dieta, trata de comer sano, hace ejercicio o simplemente dice que no cuando le ofrecen algo que no quiere comer (fíjate en lo que comentó María hace unos meses en su diario sobre el tema, ella prefiere acabar diciendo que padece alguna dolencia a que la gente sepa que está a dieta, por así decirlo, porque es ese momento en el que te presionan, pero si es un malestar, te dejan). Son generalizaciones, que no son buenas, pero para que te hagas una idea.
Por otro lado, el tema del chocolate. Entiendo que te sientas así. Si vieras mi nevera, fliparías. Tengo dos tabletas de chocolate negro, una de cacao puro, y una caja con bastantes chocolatinas (las estoy acumulando porque son de una tienda británica y luego me quedo sin alguna que otra que me gusta y me las voy comiendo el día trampa). Una de las cosas que llevo regular es que tengo un día en el que puedo comer 35gr de chocolate negro. No me cuesta dejarlo o coger solo lo que puedo comer, el problema es que es un solo día a la semana y por la noche me toca pescado... A pesar del chocolate, es siempre mi peor día de la semana. Eso quiere decir que da igual un poco la comida si tu estado de ánimo no está bien, porque, aunque como chocolate, acabo pasando un mal día. Si eres capaz de abrir algo y no devorarlo, tienes una parte del trabajo hecho. La siguiente, la más dura, es no caer y comerte por completo de una sentada lo que sea. Si no te causa mucha ansiedad, deja esas cosas para la comida trampa. El resto de días hazlos más limpios. Así vas modificando hábitos y ves esos pequeños momentos como excepciones y no como lo habitual.