Buenas noches, guerreros.
Creo que tengo pendiente de contestar un mensaje tuyo, Lila. A ver si no se me olvida, que con el cansancio estoy que no puedo con mi alma...
Dudo mucho que me aburra, Montuiri. Entre colocar y limpiar, más los exámenes de septiembre (que de esos solo me acuerdo yo porque no puedo estudiar y tengo que preparar 4 asignaturas en un mes), mi verano no va a ser nada tranquilo. No lo está siendo, corrijo. Pero no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo aguante, así que pensaremos en positivo, que ya queda menos y pronto podré implantar de nuevo mi rutina de estudios y gimnasio, que, ¡dios mío, qué falta me hace ya!
El día de hoy no ha dado para mucho. Para variar, porque esto es nuevo (nótese la ironía), anoche tuve insomnio y me tiré como tres horas dando vueltas. Encima, luego tuve un sueño rarísimo y no me gustó nada, para un rato que duermo, que me la juegue la cabeza ya es el colmo. En fin, que me he conseguido levantar sobre las 10 y media. Le he hecho al cumpleañero unos huevos fritos, que le chiflan, y yo he desayunado un sándwich de pavo. Me he tirado (literalmente), después de poner una lavadora, fregar los platos y hacer la cama, en lo que era nuestro despacho en el suelo con el edredón (que tengo que lavar esta semana) a leer un rato. He tendido la ropa, me he cambiado y, cuando el nene ha dejado de trabajar (sí, en domingo y su cumpleaños...), nos hemos ido al otro piso. Hemos quedado con una amiga para comer y me he llevado un trozo de tarta de postre. Después de comer, hemos estado organizando un poco el salón-despacho-comedor-sala de juegos (no es que sea grande, pero, bien apañado, caben cosas). Entre la digestión y lo bien que se estaba, nos estábamos quedando medio dormidos los tres, así que nos hemos ido a tomar una granizada y luego hemos dado un paseo cortito. Hemos vuelto a casa, he cenado y he llamado a mi madre, que hacía ya unos pocos de días que no llamaba a casa. Me he tirado hora y media hablando con mi madre sobre la casa nueva, la mudanza y cosas varias. Ella me ha contado que está el perro malo porque han ido al río y, como no tiene fin, pues tiene un cansancio encima de alucinar, además del agua y la tierra que traga de tanto jugar con las piedras. (Mi perro es así, no para cuando vamos al río, hay que dosificarle el juego porque no tiene medida). Y poco más que decir...
La comida mal, pero ya quiero enmendarme. Mañana vuelvo al redil con esto, al menos, aunque el martes no me podré pesar porque ya está la báscula en el otro piso. El ejercicio, en principio, mañana no creo que haga. Por la mañana voy a Decathlon y a IKEA con unos amigos y por la tarde tengo que llevar al gato al veterinario para que lo esterilicen, que es un puerco y no deja de mearse por todas partes y no quiero que lo haga en la casa nueva. Seguramente por la tarde, mientras operan al gato, me venga a casa a limpiar, que es muy probable que mi nene esté en el otro piso y así puedo pasar la aspiradora tranquila.
Y eso es todo por hoy. Aunque me lo voy a tomar con calma, creo que es hora de volver a comer en condiciones. Necesito vaciar la nevera y si no me como el pollo, voy a tener que tirarlo, que no es plan. Además, así bajo los excesos de estos días (algún ayuno va a caer casi seguro) y puedo ver un buen número el uno de agosto, para comenzar bien el nuevo reto. El ejercicio, aunque no sea mañana, sí quiero retomarlo esta semana. Me va a costar, pero quiero volver a coger de nuevo la rutina. Tengo ganas de ver si el descanso y la comida de estos días han servido de algo para mis músculos. Quizás pueda mover más peso. Me hace ilusión, jaja.
Bueno, eso es todo, que me enrollo como las persianas. ¡Buenas noches y feliz comienzo de semana!