¡Buenas tardes, guerreras! (Echo en falta a
@GEOVANNY. Raro me parece que no me haya comentado algo, jajaja).
Con el tema de la dieta, como todavía no tengo la nueva (me la mandará el nutricionista entre hoy y mañana), sigo un poco regular, aunque me lo quiero tomar de otra manera. Creo que todo tiene sentido mirado desde el punto de vista que tenía hace unos meses, cuando mi objetivo a toda costa era perder unos cuantos kilos antes del verano porque no me entraba la ropa y porque estaba muy agobiada con el tema de la comida. En ese momento, en mayo, cumplió sobradamente su objetivo. Perdí peso y volumen, que es más importante, y ahora entro en casi todo lo que tengo en el armario (alguna cosa demasiado pequeña no me entra, pero no me preocupa). Con ese cambio, empecé a verme de maravilla y aún me siento bien, a pesar de los 600gr que he cogido en total (vamos por 60.4kg). Ahora, sin embargo, no quiero esos resultados rápidos, sino algo más de relax. Quizás sea porque es verano y no puedo permitirme los caprichos que quisiera. El verano pasado estaba dos kilos por debajo de esa cifra, con 1200kcal al día y una dieta mucho más flexible (todavía me acuerdo de una tarde que me comí un mini helado bombón de chocolate blanco y unas cerezas mientras hacía un Ironman de hama beads para mi hermano). Y es que a mí eso me va bien, me funciona y me hace sentir mejor que un menú estricto y cerrado. Entonces, ¿por qué no vuelvo ya a eso? Porque tengo un compromiso conmigo misma y con la otra persona, con mi nutricionista. Es un favor personal que me está haciendo y quiero cumplirlo, aunque sea solo por estas próximas semanas. Me quedan tres semanas para irme de vacaciones y quiero irme viendo el cinco, a ser posible. Sé que cuando esté en mi pueblo, voy a comer muy mal. Las noches suelen ser a base de bocadillos, hamburguesas, pizzas... En el mejor de los casos, puedo conseguir que unas cuantas noches sean de ensalada, pero la cosa no está nada fácil. En primer lugar, porque estoy de vacaciones y me da igual lo que vaya a comer. Es como abrir la veda a cualquier tipo de comida. En segundo, porque me condiciona el ambiente. Y, en tercero, porque no me voy a amargar la vida pensando en el peso cuando estoy de vacaciones. Me explico como un libro cerrado, pero, en fin, alguien me entenderá. Pero, cuando vuelva, si quiero empezar de nuevo con el conteo. No puedo soportar más presión de la que tengo. La comida no puede ser una fuente de disgustos, dramas, restricciones, presiones... Si no me doy algo de cancha, acabaré enferma por imbécil, así de sencillo. Porque me conozco y sé que me acabo obsesionando con las cosas de una manera enfermiza. En cualquier caso, esto ya lo veremos cuando vuelva, ahora me quedo con lo que tengo.
El tema de la ansiedad es un cúmulo de cosas que me están amargando un poco. El verano me está sentando tremendamente mal. No consigo levantarme temprano, no voy al gimnasio cuando debería, no como bien, no duermo bien, me cuesta hacer cualquier cosa... Resumiendo: odio el verano. Y esto es terriblemente irónico cuando tengo en cuenta que, cuando más peso perdí, fue en el verano de hace tres años. Ironías de la vida... Pero todo se puede enmendar. Quiero intentar llevar unos horarios, porque últimamente estos escasean. Mi nene no tiene horarios fijos de trabajo y tan pronto puede aparecer aquí a las tres de la tarde, como no ir a la oficina, como tener que salir corriendo a las cinco de la tarde. Eso me condiciona porque tampoco consigo llevar una rutina. ¡Y es que es tan fácil perderla! En mayo iba todo de lujo. Me levantaba temprano, iba a mis clases de spinning, comía bien, estudiaba... Y, dos meses después, no consigo hacer nada a derechas. Es como si perder algo de esa rutina hiciera que todo lo demás cayera por su propio peso. Es una tontería, pero a mí me da muchísima seguridad la rutina. Cuando sabes que a tal hora tienes que estar en un sitio, a tal otra en otro y que a casa llegas a x en punto para comer, quieras que no, da seguridad y, al menos, la sensación de que está todo bajo control. Pero cuando un día te levantas a las 9, otro a las 10.30, otro a las 8 y no sabes ni siquiera lo que vas a hacer, el castillo de naipes se desmorona bajo tus pies. Necesito instaurar unas rutinas, unas horas fijas para hacer ciertas cosas y acomodarme a ellas, porque es la única manera que tengo de sentirme segura a lo largo del día porque sé qué tengo que hacer, cuándo y cómo.
No sé si me repito o no, porque después de todo lo que llevo escrito, a saber. El tema del peso no me preocupa demasiado ahora mismo porque me siento bien. Tengo que darte la razón,
@Marygordis (pero menos). Prisa no tengo ninguna en adelgazar, aunque la frustración siempre llega cuando no vemos resultados. Hoy por hoy, estoy a gusto con mi cuerpo. Me gusta lo que veo en el espejo, pero sé que necesito ejercicio. Y sí, digo ejercicio y no perder peso porque es lo que siento. Creo que en el post anterior lo dije y, si no, lo digo ahora. Al verme en un peso como en el que estoy y el cuerpo que tengo, siento la necesidad de endurecerlo, de crear músculo y de hacer el ejercicio que mi cuerpo necesita para ver un cambio más allá de la báscula. En estos meses me he dado cuenta de que nada sirve que la báscula marque un número si tú no te sientes a gusto con lo que se refleja en el espejo. Esa es una de las cosas por las que me he dado demasiada libertad con la comida en el último mes. Me veo tan bien que no sé si me merece la pena el sacrificio que tengo que hacer para bajar un kilo cada dos semanas. Porque llevo meses sin probar mis deliciosas tortitas de avena. Porque mis comidas se han vuelto insípidas y sosas. Porque mis cenas, cuando toca pescado, me hacen querer comer cualquier cosa antes que eso. ¡Y porque estamos a finales de julio y no me he comido un trozo de melón todavía! Con lo que a mí me gusta el melón, por el amor de dios... Por eso me planteo cambios, pero me veo en la imposibilidad de llevarlos a cabo ahora mismo. Cuando tienes un compromiso, has de cumplirlo. Quizás tendría que haberlo dejado ya, pero tampoco me veo preparada para eso. Llevo muchos meses sin controlar yo lo que como y me da miedo subir de peso o descontrolarme aún más. Quiero dejar pasar estas semanas lo mejor posible y empezar una nueva etapa, con descanso incluido, cuando vuelva de vacaciones.
Y creo que eso es todo. Tengo que acostumbrarme a pasarme más por aquí. El testamento que os he escrito creo que deja claro que necesitaba desahogarme y que sigo estando en una tesitura algo complicada. Al menos no dejo el ejercicio del todo, cosa que es de agradecer y que está haciendo que mi peso no se dispare como la espuma a pesar de mi mal comer. Y la comida, veremos a ver qué tal se nos da la dieta nueva. Si veo que no consigo hacerla como dios manda, creo que optaré por mi conteo y ya está. Lo que sí tengo claro es que a la vuelta de vacaciones volveré a MyFitnesPal, a mis caprichos y a aquello que durante tanto tiempo me ha funcionado y no me ha producido ansiedad.
¡Feliz noche, guerreros!